Eso es lo que hemos estado trabajando unos veinte jóvenes que nos dedicamos a la Pastoral Juvenil en nuestra diócesis y que este año se harán cargo del campamento itinerante “Camino Abierto” dirigido a los adolescentes.
Una convivencia que comenzó el viernes con una presentación original y distinta para conocernos para después pasar a una cena compartida en un ambiente relajado y en familia desde el primer momento. La noche nos sirvió para ponernos manos a la obra y comenzar a trabajar sin casi enterarnos. ¿Por qué no prepara una dinámica desde el juego y después trabajarla? El resultado fue muy bueno. Para cerrar el día una oración dando gracias por las escasas horas que llevábamos juntos y el buen ambiente creado.
El sábado y el domingo lo pasamos trabajando sin parar. Han sido días intensos, donde se han compartido y trabajado muchas dimensiones de nuestra vida. Dejaremos que el Señor siga modelándonos y cuidándonos.
Nos hemos ido a casa con un trabajo bien hecho y con mucho por hacer por los adolescentes de nuestra Diócesis.